Monstruo de Agua, símbolo de México, regeneración y sustentabilidad
La leyenda del Quinto Sol cuenta la historia de Xolotl, dios hermano de Quetzalcóatl que, huyendo de la muerte, se transforma en planta de maíz, luego en penca de maguey y finalmente es sacrificado en forma de axolote.
El axolote puede regenerar sus extremidades y órganos. Los pocos que abandonan la vida en el agua pierden su cresta de branquias transformándose en un animal indistinguible de la salamandra. Poderes por los que ha cautivado e inspirado a habitantes y visitantes del terruño mexicano por milenios.
Su principal hábitat son los canales y chinampas de Xochimilco, que en un pasado nutrían a la Gran Tenochtitlán, una ciudad en simbiosis con su medio natural. Su conversión en la ahora llamada Ciudad de México conllevó el drenado y la contaminación de sus lagos. El axolote, ahora en peligro de extinción, comparte su destino con el de estos lagos.
Recuperar al axolote silvestre implica regenerar todo un ecosistema que ha sido prácticamente destruido.
Con este tótem, buscamos generar consciencia sobre el rol e importancia de las economías locales en la conservación y preservación de nuestros ecosistemas.
Es un recordatorio de la fragilidad de lo que nos da vida y alegría.
