Un nuevo espectro sensorial se ha creado partiendo de un salvaje proceso de fermentación y conjunción de cerveza y café. La explosividad de los sabores de la nueva ola del café ya no son producto directo del arte del tostado, sino que provienen de ese lugar común donde podriamos decir que se reunen el café y la cerveza, el mundo microbiológico. Como elemento base, el mosto de los azúcares de 3 maltas y una cepa de levadura lager. Esta encontró su entorno ideal en combinación con la extracción con agua de lluvia de un grano de café de mutación especial: el Maragogipe, cuya fermentación previa al tueste se desarrolló gracias a las bacterias lácticas de la sierra de Chiapas. El resultado sensorial es una una acidez brillante y profundo carácter especiado y frutal aportada por el café. El ambiente frio y láctico del proceso creó una chela compleja, dulce y perfumada con la cuál armonizar las notas de esta exótica semilla. Márago simboliza al axolote que ha encontrado su florecimiento en nuevos entornos, de la mano de expertos en fermentación de café y chela, es un homenaje a la colaboración que respalda a esta armonia inesperada.