imagina, hace miles de años, en algún punto de las montañas de Asia central, tal vez en lo que hoy conocemos como Kazajstán, encontrar un árbol de suculentas manzanas. las frutas, pequeñas y de sabor salvaje, colgaban por cientos en un bosque natural que, según dicen, se extendía hasta donde alcanzaba la vista. imaginen el primer mordisco: ácido, dulce, fresco, inesperado.

con el tiempo, alguien dejó algunas de esas frutas al sol en algún tipo de recipiente, olvidadas, y una chispa natural de fermentación transformó el jugo en algo que tenía una muy ligera efervescencia y un sabor y sentir distintos. tal vez ese fue el primer trago de lo que hoy conocemos como sidra.

es curioso pensar que la sidra, como bebida, probablemente empezó por accidente. y que esos bosques de manzanos que crecían sin ayuda de nadie llevaban una característica muy especial: cada semilla plantada producía un manzano único, distinto al árbol madre. esta diversidad salvaje hizo que los bosques se llenaran de árboles diferentes y que, con el tiempo, los sabores y las formas de las manzanas se multiplicaran. imagínense probar una fruta y, a los años, descubrir que el manzano que creció de su semilla tenía un sabor nuevo, un color distinto. era una sorpresa natural que convirtió esos bosques en verdaderos campos de experimentación.

según investigaciones recientes, estos manzanos de Kazajstán (Malus sieversii) son los antepasados de todas las variedades de manzana que tenemos hoy, y fue en estos antiguos bosques donde comenzó su viaje alrededor del mundo.

las semillas de estos manzanos empezaron a viajar junto a los comerciantes y nómadas que seguían las rutas de la seda hacia el oeste, llevándolas a Persia, Asia Menor, luego a Europa y finalmente a América. en cada parada, las manzanas fueron adaptándose a nuevos climas y suelos, mientras que las personas elegían y propagaban los frutos más apetecibles. cada cultura les dio un lugar en su mesa, y en muchos casos, como en las regiones de Asturias en España o Normandía, Bretaña y el País Vasco, descubrieron que el jugo fermentado de estas manzanas podía alegrar cualquier día frío de otoño.

hoy en día, cuando bebemos una sidra natural, es como volver a conectar con ese sabor original, ese toque ácido y afrutado que acompañaba las largas caminatas por las montañas o los días de cosecha en la campiña. la sidra se ha mantenido fiel a su naturaleza cambiante y a esa historia de migraciones, manteniendo su espíritu libre y único.

manzanas de sidra y manzanas culinarias ¿cuál es la diferencia?

mientras que las manzanas culinarias (las que solemos encontrar en el mercado) han sido desarrolladas y seleccionadas sobre todo por su dulzura y jugosidad, las manzanas “tradicionalmente” de sidra tienen características muy distintas. hay regiones del mundo donde por tradición se han identificado manzanas específicas para la elaboración de sidra, las cuales tienden a ser más complejas pero difíciles de comer así sólas: ácidas, con niveles altos de taninos y menos dulces. los maestros sidreros mezclan distintas variedades para hacer sus sidras. las manzanas culinarias aportan la mayor parte de las azúcares fermentables mientras que las manzanas de sidra aportan complejidad aromática y balance con su acidez y taninos.

obteniendo el jugo de la manzana

el proceso de elaboración de la sidra comienza con la selección de las manzanas en buen estado: se eligen frutas sin daños visibles ni signos de descomposición. después de esta selección inicial, las manzanas se dejan madurar cuidadosamente durante días o semanas hasta que alcanzan su punto óptimo. este tiempo de espera es fundamental, ya que permite que las manzanas desarrollen sus sabores y azúcares al máximo, lo que contribuirá a una sidra más rica y equilibrada.

una vez alcanzada la maduración deseada, las manzanas pasan por un proceso de limpieza a fondo para eliminar cualquier suciedad o impureza en la superficie. luego, se muelen para formar una pulpa que facilite la extracción del jugo. finalmente, esta pulpa se somete a un prensado que libera el jugo natural de la fruta, lleno de azúcares y compuestos aromáticos que definirán el carácter de la sidra.

el proceso de fermentación natural: un trabajo de levaduras silvestres

en el proceso de la sidra, las levaduras silvestres juegan un papel fundamental. estas levaduras, que viven en la piel de las manzanas y en el ambiente, son las responsables de la fermentación espontánea. ellas metabolizan las azúcares de la fruta produciendo alcohol y gas carbónico en el proceso, junto con trazas de un sinfín de compuestos que dan lugar a sabores únicos. esto crea una sidra viva, donde cada lote tiene un carácter propio, que cambia según el terruño; las manzanas, la estación y el entorno donde se elabora.

este proceso da como resultado una variedad de sidras, que pueden ir desde secas hasta dulces. las sidras secas son aquellas en las que todo el azúcar ha sido fermentado, mientras que las dulces conservan azúcar residual, ofreciendo un sabor muy indulgente. también hay sidras semisecas y semidulces, cada una con su propio encanto, y todo depende del equilibrio que se busque y la tolerancia a producción de alcohol de las levaduras involucradas en la fermentación.

en Monstruo de Agua, encontramos en la sidra natural la oportunidad de retomar una tradición y aportar un toque propio, integrando frutas cultivadas por productores locales con prácticas de buen campo. a diferencia de las sidras industriales, las cuales suelen añadir azúcares, alcohol, sabores y conservadores artificiales.

un proceso limpio y sostenible

la producción de sidra en Monstruo de Agua se basa en la trazabilidad y las prácticas de buen campo. esto implica que buscamos frutas de origen local, apoyando a productores que practican métodos de cultivo sostenibles. las manzanas que usamos son cultivadas en sistemas agroforestales sin uso de agroquímicos. esto es lo más importante y siempre nos ha resultado en manzanas de excepcional sabor y aroma. 

sidra natural, una experiencia sensorial única

las características de una buena sidra natural son tan variadas como los manzanos que la producen. puedes encontrar notas florales, afrutadas tropicales y cítricas, a cuero, queso fresco, especiadas,  con niveles de carbonatación que pueden ir de la calma total a un burbujeo intenso. en cada botella de sidra natural encontrarás una bebida viva, capaz de evolucionar en tu copa y abrir un abanico de aromas y texturas que varían con el tiempo.

además de ser deliciosa, la sidra natural es libre de gluten y en comparación con el vino es una bebida baja en alcohol. es versátil y perfecta para maridar con distintos platillos. su acidez y frescura pueden complementar maravillosamente quesos, pescados, aves, carnes, hongos y platos de maíz, haciendo de cada comida una experiencia memorable.

compromiso con la sidra natural

más que una simple bebida, la sidra representa un compromiso con la naturaleza y con nuestras raíces culturales. en Monstruo de Agua, entendemos la importancia de mantener un enfoque sostenible en cada paso de nuestra producción y seguir explorando las formas en que podemos crear bebidas que no solo respeten el medio ambiente, sino que también celebren los sabores auténticos de nuestro país.

un sorbo de historia en cada copa

cada vez que levantas una copa de sidra natural, estás bebiendo una mezcla de historia y naturaleza viva. las manzanas que se usaron para hacer esa sidra han pasado por milenios de evolución, adaptándose, cambiando y transformándose con cada nuevo terreno y clima. así como la manzana se ha mantenido en constante cambio, la sidra que obtenemos de ella sigue siendo una bebida viva y en evolución, conectándonos con esos antiguos bosques de Asia y con el espíritu nómada que llevó sus semillas por el mundo.

así que la próxima vez que tengas frente a ti la oportunidad de disfrutar una sidra natural, recuerda que en ella hay siglos de viajes, de sorpresas naturales y de sabores que nunca son los mismos. tal vez sea el encanto de las manzanas, con su habilidad para transformarse y adaptarse, lo que ha hecho de la sidra una bebida para los que disfrutan de lo inesperado. 

¡salucita! Y si quieres comprar sidra natural te recomendamos alguna de las sidras que elaboramos.